Una vez más, ante el intempestivo curso de la vida. Nos sumergimos entre sombras que aparecen sólo para súbitamente desdibujarse y dejarnos sin contornos.
Nos subimos a esa montaña rusa que nos lleva a la cima del deleite… llenos de sueños, ansias, ilusiones… para después caer estrepitosamente a un vacío perpetuo que se apodera de nosotros, que nos sacude y revuelve nuestro interior.
Finalmente, vomitamos aturdidos angustia y frustración, aunque sea por unos instantes, mientras interrogantes sin contestar se pasean plácida y alborotadamente por nuestras mentes desordenadas.
Sé que la vida te traerá de vuelta a mí de diferentes maneras; tengo tu fotografía en mi retina: vivaz, alocada, alegre y cariñosa. Seguirás siendo mi fiel compañía en cada instante, regalándome toda tu ternura y complicidad.
Lo peor?? Hubiera sido nunca tenerte…
Hoy me queda ese sabor agri-dulce, y aunque en tu luminosa ausencia no pueda pronunciar palabras y ellas se escondan en el agujero sin fin de las explicaciones, sigo mi camino sonriendo por las dos.
1 comentario:
Cuando nos quedamos sin palabras, solemos decir que estamos mudos. Sin embargo en este caso las palabras se concatenan con bella elocuencia, lo que me hace pensar que la mudez esta mas ligada a la dificultad de decir dichas palabras, o a la elección de callarlas. De cualquier manera, en su forma escrita, alcanzan un grado de impacto que difícilmente hubiesen logrado de ser escuchadas.
En definitiva, un buen reflejo de la belleza que se puede alcanzar cuando se hace catarsis.
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