martes, 15 de noviembre de 2011

Sobre Nobles y Plebeyos

Cuál es la base de una sociedad más integrada?? Es una cuestión bastante compleja que puede dar lugar a múltiples posiciones y un gran abanico de respuestas alternativas. Hoy por hoy da la sensación de que todo pasa por lo económico. Por supuesto sería necio negar que un restringido acceso a los medios materiales indispensables para la subsistencia actúa como una barrera demarcadora al respecto.

Sin embargo, mi propósito con estas líneas es detenerme un poco más en los factores educativos y culturales que, desde mi humilde óptica, coadyuvan en un marcado grado con la generación de divisiones sociales en estratos o capas, otorgándole a cada una un nivel diferente en el “orden social” legislado por vaya a saber quién (supongo que por todos nosotros que damos lugar, formamos y consentimos esa estructura… siendo jueces y partes de ella).

En principio, para poder esbozar el comienzo de este análisis, es indispensable reconocer que como seres humanos todos tenemos ciertas necesidades intangibles y más espirituales como el desarrollar nuestras capacidades cognitivas, recibir educación para poder sentirnos miembros útiles en la sociedad, poder expresar nuestras opiniones y sentimientos por diversos mecanismos (o mínimamente tener la oportunidad de querer hacerlo si quisiéramos), comunicarnos con otros para intercambiar ideas, poder desarrollar habilidades y destrezas (artes, oficios, hobbies), tener acceso a literatura, música, actividades culturales (cine, teatro, museos), disfrutar del descanso en un paisaje natural… Pequeños - grandes gustos y necesidades intrínsecas de cada persona. Placeres que hacen al disfrute de la vida… pero también derechos inalienables y propios de cada ser… que mal que nos pese, no están al alcance de todos.

Partiendo de esta base entonces, resulta increíble pensar que, en el marco de una supuesta democracia, no todos tengamos el mismo acceso a oportunidades de opinión, crítica, participación en actividades culturales, formación académica, etc. Y en realidad un sistema democrático sin igualdad social e integración es una utopía… De todas formas, mi propósito con estas líneas no es criticar ningún sistema político sino más bien analizar brevemente una especie de desgracia o “maldición” que se cierne sobre ciertos sectores de la sociedad. Intentando realizar un acercamiento superficial al tema y enunciándolo en una frase, parece ser que TODO ES CUESTIÓN DE CUNA. Es decir, si nacemos en un hogar bajo determinada situación social, económica y cultural, eso marcará en un gran porcentaje nuestra suerte y destino. Este razonamiento suena carente de lógica y por cierto, bastante degradante. Y desgraciadamente lo es… Pero si hacemos un cuadro comparativo mental con casos concretos de gente que conocemos, podríamos formular una ley similar a la antes mencionada. Es realmente lamentable comprobar que el sólo hecho de pertenecer a una familia ubicada en cierto estrato social (o directamente dejada al margen del esquema) ya nos “condena” al éxito (como diría cierto personaje del cual no voy a hacer ningún comentario) o a la desventura, a nivel económico, profesional, educativo y cultural.

Hay varios factores a tener en cuenta al profundizar más en esta cuestión y los invito a pararse en el lugar de quienes más lo padecen para poder entenderlo mejor.

Por un lado y siendo realistas, cuando la satisfacción de las necesidades básicas (materialmente hablando) se convierte en un asunto urgente a resolver (o intentar resolver, mejor dicho) de manera permanente, es lógico que esto desplace a un ulterior, y bastante lejano, lugar el resto de las necesidades (educativas, culturales, artísticas)… Una vez más, lo urgente tapa lo importante. Si encaramos una carrera interminable cada día (de lunes a lunes y de sol a sol (o de sol a luna en realidad), sin descansar ni siquiera los fines de semana) para llevar el pan a nuestra casa, lo más probable es que no queden tiempo ni energías para otra cosa. Es decir, la prioridad es una sola, y la única necesidad que se contempla: COMER. Lo demás no existe. De hecho, como dice el dicho “con hambre no se puede pensar”… Si no hay comida, no hay escuela, no hay museo, no hay paseo al aire libre… Por otro lado, podríamos mencionar en este punto también que una mala y deficiente alimentación influye en la formación de las capacidades y estructuras mentales de razonamiento, sobre todo a una temprana edad. Es entonces cuando los infantes ya están penados a la marginación educativa. Ellos crecen sintiéndose menos, viéndose con capacidades reducidas al compararse con chicos mejor alimentados, y esto les genera baja autoestima y la sensación de que nunca van a poder salir de ese círculo vicioso porque las oportunidades de desarrollar su potencial están fuera de su alcance. No es una problemática que se observe solamente desde afuera… ellos mismos son concientes de este hecho, lo cual incrementa la auto-marginación y diferenciación… En resumen… las necesidades materiales eclipsan a todas las demás, no hay tiempo ni energías para destinar a la satisfacción del resto de las necesidades. Adolescentes salen a trabajar porque el dinero no alcanza en su casa para llegar a fin de mes, niños son explotados para juntar algo extra… Obviamente no se puede ir al colegio y menos a la universidad, aunque ésta sea gratuita en nuestro país. Pero no sólo porque implica un tiempo del que no se dispone; también porque no se cuentan con medios materiales que se precisan (útiles, calzado, a veces medio de transporte para llegar). Y finalmente, una mala alimentación y condiciones de vida (vivienda, servicios, etc) actúan como factores condicionantes en el desarrollo mental, y desmotivantes a nivel personal… no hay ansias de progreso… no parece plausible salir de ese círculo vicioso… escasez de recursos, escasez de capacidades, escasez de motivación y escasez de oportunidades. Una sumatoria de factores que constituyen una ecuación terrorífica.

Por otro lado, en este esquema familiar, papá y mamá salen a trabajar… los chicos, que suelen ser varios hermanitos, por factores que no es mi intención tratar en este momento, se crían solos y en la calle. El índice de asistencia escolar en este contexto es realmente bajo… algunos quizás no tienen a ningún adulto que los acompañe a la escuela, que controle sus asistencia y que los ayude e incentive para el cumplimiento de sus tareas escolares. Para estos chicos, los momentos que transcurren en la vía pública oscilan entre alguna forma de recaudación de ingresos y el ocio. La droga es moneda corriente como pasa - tiempo y como medio de expresión. Es una de las pocas formas que disponen de “conocer algo nuevo” y satisfacer su curiosidad y ansias de descubrimiento. Por supuesto en general, no tienen mentores ni sienten el interés de alguna persona por su bienestar que les sugiera reemplazar esas formas de expresión destructivas por vehículos más constructivos y productivos como la literatura, las artes, la poesía. Nadie les aporta ideas para utilizar otros móviles que les permitan encontrarse a sí mismos y sentirse identificados. Obviamente hay excepciones a la regla, siempre están aquellos más voluntariosos o con más ganas de salir adelante que se esfuerzan por utilizar toda su creatividad y lucidez para expresarse y encarar tareas productivas, y que inclusive integran a otras personas que están bajo condiciones similares a las de ellos. Algunos ejemplos son Camilo y Julio, chicos que, como ellos mismos contaron, eran adictos y empezaron a ver que podían utilizar otros medios de expresión como la poesía, el arte y la acción social, tanto para ayudarse a ellos mismos como a quienes los rodean. Encararon la edición de una revista y un diario respectivamente donde se publican noticias barriales y artículos de interés común; empezaron a organizar talleres y demás actividades en los barrios y a mostrar con su ejemplo que se puede, con mucha voluntad y esfuerzo, salir de la “condenación” y empezar a construir y desarrollarse como personas, sintiéndose miembros activos y productivos de la sociedad. Su trabajo es realmente muy encomiable y emocionante; dignos de destacar e imitar. Todo hecho a pulmón y con iniciativa propia; porque en general disponen de poca ayuda externa.

Finalmente, en ocasiones no hay acceso monetario a ciertas actividades. ¿Y las gratuitas? Muchas veces no cuentan con la información necesaria sobre las mismas, no disponen de tiempo, como se mencionó antes, o sienten que no es para ellos. Tengamos en cuenta que además de sufrir estas privaciones, también son sometidos a discriminación y marginación ya sea por su aspecto, procedencia, etc., lo cual también actúa como factor disuasivo a la hora de participar de actividades culturales o asistir a eventos. En fin, no se mezclan con la sociedad porque la sociedad previamente no los integró; no contempló sus necesidades. No supo darles un espacio, medios para la identificación y el desarrollo personal. De hecho, muchas actividades suelen pensarse para cierto tipo de personas, o se les da algún halo de exclusividad para un grupo selecto…

Como mencioné anteriormente, no todos bajan los brazos ante este panorama poco alentador. Algunos buscan la auto superación y se esfuerzan con perseverancia por salir de esa cerca de separación creada por la sociedad. Estas iniciativas son muy loables y resultan sumamente útiles para por lo menos palear de algún modo necesidades que en ciertos estratos sociales se encuentran totalmente relegadas… Obviamente sirven para tapar el bache pero no solucionan todo el problema de trasfondo.  

Aparte de esto, en general existe la tendencia de que las actividades educativas y culturales se desarrollan dentro del ámbito social correspondiente; es decir las del “populacho” por un lado, se realizan en su interior mismo, no de puertas hacia fuera, e igualmente ocurre con las de sectores más favorecidos… no hay integración mutua. Se identifican ciertas corrientes de música y arte, canales y programas de TV, barrios y zonas, puntos de encuentro, etc. con determinados estratos… no hay mezcla; de hecho muchas veces está mal vista, tanto de un lado como del otro de la división.  

Los avances tecnológicos en materia de formas de comunicación, cuando se les da un buen uso, pueden ser de ayuda a la hora de solucionar parte de esta problemática. Por supuesto que también el acceso a estos medios están condicionados en muchas ocasiones por el acceso a los servicios y bienes correspondientes (Internet, pc, televisión por cable). Pero convengamos que el grado de divulgación que hoy por hoy adquieren las cosas es mucho mayor; con lo cual se esperaría que mejore la disponibilidad de información… esto a veces se cumple y otras veces, paradójicamente, no. En la mano opuesta, los medios de comunicación, generalmente los más masivos, suelen mantener a la gente distraída con “entretenimiento chatarra” y pasatiempos que poco aportan al desarrollo educativo y cultural. Este tema también da para hablar largo y tendido pero más que nada lo menciono porque lamentablemente, es lo que más extendido y al alcance de todos se encuentra. En muchos casos, son la única opción.

Por otro lado, a nadie le interesa cambiar esta estructura. No conviene! Limitar el acceso a la educación y la cultura es la base de la dominación y lo que permite la reproducción del modelo social en el que vivimos. De todas formas, no es algo muy novedoso… ésta es una herramienta que se ha utilizado a lo largo de los siglos y bajo diferentes formas de organización social; históricamente varían los nombres pero la idea es la misma… Por lo menos en el Occidente se remonta al Imperio Romano, sino antes: Castas, Estratos, Clases… básicamente se repite el modelo. La educación y la cultura se utilizan como mecanismos para ejercer poder sobre otros. La dosificación depende de quien esté en la cima pero también de todos los que conforman esa estructura.

¿Qué puede hacer cada uno desde su lugar? Ser más integradores, tanto a nivel trato humano como comunicacional: entablando conversaciones con todo tipo de personas, conociendo mejor sus necesidades (que no distan en nada de las propias), intercambiando ideas y sugerencias, transmitiendo y compartiendo información,  divulgando datos de utilidad sobre actividades abiertas al público, siendo adaptables para concurrir a diversos tipos de eventos y actividades sociales y culturales organizados en diferentes barrios por diferentes grupos e iniciativas. Para esto va a ser indispensable que primero realicemos un proceso interno de limpieza de prejuicios y liberación de ideas. Así podremos abrir nuestra mente a todo tipo de personas y tenerlas en cuenta en nuestras actividades y programas… En fin, romper con las ataduras es un requisito fundamental para lograr la integración y la inclusión social.