martes, 28 de junio de 2011

La Pregunta

Cómo dirigirme a tus negros ojos inquisidores
Que se engarzan con los míos como filosas dagas
Buscando una verdad inescrutable
Y una respuesta más allá de cualquier comprensión humana

Quedó el interrogante flotando en el espacio
Resonando como un eco de sigiloso aspecto.
Furtivas son las caricias que se dosifican
Cuando escasean los firmes argumentos

Qué somos sino dos pobres vagabundos
Que despojados de toda preciada posesión
Nos aferramos a algún destino errante,
A alguna esperanza que resplandezca en el corazón

Vacilamos ante el temor, trastabillamos por la vergüenza
Mendigamos frente a frente por un poco de compasión.
Sin entender de razones ni de discursos
Escudriñamos en el presente para descifrar una conclusión 

Parece no existir una realidad verazmente probada
Ni encontramos premisas de sólida predicción.
Quizás tengamos el poder de despintar nuestro pasado
Para dibujar un futuro con lápices de cualquier color

Quizás sólo seamos dos simples improvisados
Aventurándonos a una nueva tierra.
Llenos de ilusión y desprejuiciados
Preferimos que la vida nos sorprenda

Quizás naveguemos alguna vez por aguas turbulentas
Pero tenemos que intentar sin temer naufragar.
No me pidas respuestas certeras,
No juguemos a adivinar… sólo el tiempo lo dirá

jueves, 23 de junio de 2011

Mmmmie - do

Miedo… una de las palabras que al leerla, escucharla, decirla o escribirla logra transmutarme la plenitud de la sensación que su significado comporta; propagándose invariablemente por mi espina dorsal como una corriente fatal y premonitoria. Prefiero la tristeza, la desesperación, la soledad. Junto con la indiferencia, es la sensación que más detesto, y que con mayor asiduidad se me presenta como un espectro al acecho. De hecho, al escribir estas líneas les estoy abriendo mi corazón y describiendo la forma en la que personalmente experimento este fenómeno cruel.

Y la verdad es que tenemos miedo a sentir miedo. Porque sabemos que nos condiciona, debilita y hasta impide que actuemos; sabemos que padecerlo augura generalmente el desastre, o al menos nos ata de manos en nuestra búsqueda permanente por ser felices. Se cierne sobre nosotros como nuestro propio enemigo (y sí, por si te sorprende, nosotros mismos somos nuestro peor enemigo).

Creo que uno de los habituales exponentes de cobardía es cuando este fenómeno se presenta hacia lo desconocido. Puede ocasionar verdaderas tragedias; incluso colectivas.

Aparece a veces en la forma altiva del prejuicio y la discriminación… segregamos a otros y los miramos con recelo porque tenemos miedo de lo que es diferente a nosotros en algún sentido. Tememos por desconocimiento, por desinformación… y ese temor se extiende, se contagia vertiginosamente, llevando a veces a las masas al extremo de la histeria y del comportamiento irracional. Pero lejos de fortalecerlas, ese miedo las hace vulnerables y maleables. Así a la falta de información se le suma información errónea y tendenciosa, muchas veces con el objetivo de ejercer algún tipo de dominación. En otros sectores de la sociedad quizás el temor los conduzca a una especie de contemplación paralítica y pasiva de los hechos.

Es lamentable decirlo pero muchos gobiernos se aprovechan de esta debilidad humana para fomentar ciertas doctrinas, ideologías o políticas e incluso para favorecer negocios y actividades comerciales. Ejemplos… miles… Históricamente se han presentado, y se siguen presentando, a ciertos movimientos o actividades políticas o sociales como una riesgosa patología para la comunidad… se populariza el rechazo por ciertas personas, razas, nacionalidades, presentándolas como un peligro latente, lo cual llevó a numerosos genocidios… la religión como institución también se ha valido del miedo como un arma de control sobre sus feligreses... por otro lado, se inventan (o exageran) noticias de enfermedades, virus, dolencias con el fin de favorecer a determinados laboratorios o empresas del rubro farmacéutico… se hacen correr rumores de crisis económicas, cambios monetarios, alzas de precio para estimular una excesiva demanda ante el temor de las familias de que llegue un día en que no puedan comprar sus bienes básicos… Siembran la duda… la duda genera miedo… el miedo genera un silencioso consentimiento o una suma de reacciones de “panic attack”… El pánico genera más pánico, y esto genera caos… Como todos tememos, nadie hace nada por cambiar el orden de cosas. Estamos en  shock y no sabemos cómo salir de este estado. Hay muchos casos en que esta situación llevó a personas a caer en la desesperación y en la angustia total, inclusive en el suicidio (por ejemplo cuando el miedo por una crisis económica llevó a muchas personas a sentir que tenían una soga atada al cuello ya que habían contraído deudas y sacado créditos que ahora parecían imposibles de cumplir).

Sí, el miedo por desconocimiento o por información errónea lleva a la sociedad a la histeria colectiva. Todo nos resulta sospechoso…

Qué nos pasa en el ámbito personal? (y me hago cargo de que soy la primera en sentirlo)… El miedo al fracaso, a la reacción de los demás, a no poder enfrentar y/o soportar una situación nos limita y a veces, nos anula. Nuestra mente y nuestra imaginación hacen el resto para completar el cuadro de perturbación… hacemos conjeturas, suposiciones, sobre lo que puede llegar a pasar… resultados o circunstancias que muchas veces en verdad ni siquiera llegan a darse. La incertidumbre, la desconfianza o la aprensión que desarrollamos por malas experiencias pasadas socava nuestra calma y seguridad. Es cierto, nuestra visión es totalmente limitada; nunca vamos a poder contemplar todos los factores envueltos en determinada situación ni todos los efectos alternativos de una decisión. El conocimiento que tenemos sobre la existencia de esa restricción nos acosa permanentemente y por ende intentamos contrarrestarlo con un esfuerzo exacerbado que hace nuestra mente por hilvanar supuestos o hipótesis sobre lo que pueda llegar a pasar para que, en caso de que suceda, tengamos la situación “bajo control”. Y en realidad lo único que estamos haciendo es cultivar más miedo en nuestro interior.

A otros quizás les pase al revés, no es que no se animen a dar pasos en pos de cosas desconocidas hasta el momento sino que justamente su miedo es que se modifique el estado actual de las cosas que los rodean, impulsados muchas veces por cierto grado de comodidad o un paupérrimo conformismo y resignación.

Finalmente el súmmum de la cobardía sería negar, o auto - convencernos de que no, somos cobardes.

Por supuesto, ser unos inconcientes temerarios tampoco serviría de mucho. Resulta obvio que  es necesario utilizar nuestras facultades de raciocinio para evaluar alternativas a la luz de la información que podamos recabar y así tomar decisiones prudentes. De hecho, el hacer esto es un requisito fundamental para vencer en parte el temor y la incertidumbre. Y si nos equivocamos, lejos de atemorizarnos en la próxima oportunidad, aprenderemos, incorporaremos nuevos conocimientos y seguiremos intentando. A veces hay cosas que se ejercitan y asimilan por prueba y error. No hay que tener miedo (justamente) a equivocarse. Porque vamos a errar miles de veces más, siempre va a haber algo que escape a nuestro control o previsión… Si nos dejamos paralizar por este temor y nos quedamos de brazos cruzados nunca vamos a poder lograr nada ni probar cosas nuevas. Y esto va a empobrecer nuestra existencia. El miedo a perder algo va a hacer que perdamos todo, y nos dediquemos tan sólo a admirar a aquellos valientes que, seguros o no, se embarcan hacia nuevos horizontes.

La información y la confianza (en nosotros mismos y en los demás) son dos claves para combatir el pánico, desterrar sospechas infundadas, prejuicios y preconceptos, y no dejar dominar nuestra mente por el miedo desarrollado internamente o ejercido desde el medio sobre nosotros. Hay que abrirse a otras posibilidades… Mejor que sentir temor es estar en expectación pero linda… y dejar que la vida nos sorprenda. Es al menos lo que me estoy resolviendo a hacer…  


Como resumen de esta reflexión les dejo la letra de este tema de Morcheeba que refleja en parte este conflicto y desafío al que muchas veces nos encaramos…


LOVE AND FEAR

We always have a choice
Or at least I think we do
We can always use our voice
I thought this to be true

We can live in fear
Extend our selves to love
We can fall below
Or lift our selves above

Fear can stop you loving
Love can stop your fear
Fear can stop you loving
But it's not always that clear

I always try so hard
To share my self around
But now I'm closing up again
Drilling through the ground

Fear can stop you loving
Love can stop your fear
Fear can stop you loving
But it's not always that clear

I'd love to give my self away
But I find it hard to trust
I've got no map to find my way
Amongst these clouds of dust

Fear can stop you loving
Love can stop your fear
Fear can stop you loving
Love can stop your fear
But it's not always that clear

martes, 14 de junio de 2011

Eclipsados

(post homenaje a todos los enamorados en un día tan especial…)

A raíz del eclipse lunar total que se aproxima el 15 del corriente, me pareció interesante plantear este tema… por qué los enamorados tienen una fijación con la luna?? Por qué un eclipse despierta históricamente tanta expectativa y emoción?? Por qué somos capaces de estar en vela hasta altas horas para disfrutar de este fenómeno?

Una de las leyendas cuenta que el Sol le enviaba besos a la Luna en el resplandor de la noche y se besaban unos instantes cuando iba amaneciendo. La Luna estaba feliz porque podía reflejar su amor… Pero un planeta envidioso le hizo creer a los otros astros que por culpa de ella el sol menguaba su calor; así que acordaron interponerse entre ellos y eclipsar su amor… Esta es la versión triste o trágica.
Pero hay otra más optimista que aplica a los eclipses solares (cuando la luna tapa al sol)… Cuenta que antes de que el mundo fuera creado, la Luna y el Sol se conocieron y se enamoraron perdidamente. Pero dios estableció que él iluminaría de día y ella de noche, por lo cual tuvieron que vivir separados. Esto los angustió sobre manera, especialmente a la Luna que se volvió más solitaria. El Sol, que recibió el título de “astro rey”, al verla sufrir pensó que tenía que ayudarla y darle fuerzas para afrontar su destino, asumiendo un rol más fuerte y protector. También intercedió por ella pidiéndole a dios que la ayudara a soportar la soledad; a lo cual creó las estrellas para que la acompañaran. Ellas trataban de consolarla pero no siempre lo lograban. Por eso cuando está triste se vuelve menguante y con escaso brillo. Hoy, ambos viven así... separados, el Sol finge que es feliz, y la Luna no consigue disimular su tristeza; el Sol arde de pasión por la Luna y ella vive en las tinieblas de su añoranza (en general, el Sol encarna la figura masculina y la Luna la femenina). Pero en un momento, dios decidió que ningún amor en este mundo debería ser del todo imposible, ni siquiera el de la Luna y el del  Sol... Fue entonces que Él creó el eclipse. Sol y Luna viven esperando ese instante, donde uno se acuesta sobre el otro. Es a ese acto de amor al que se le dio el nombre de eclipse.

Más allá de estas románticas leyendas, tanto la figura del Sol como la de la Luna, e incluso la de los eclipses aparecen en mitología antigua tanto egipcia como china, babilónica, india, etc. Actualmente, la mención, alusión y/o descripción del fenómeno aparece tanto en cine (ejemplo, una de las partes de la exitosa saga “Crepúsculo”) como en canciones (Total Eclipse of the Heart… hit de los años ’80 con el cual imagino varias parejas de enamorados habrán tenido algún tipo de acercamiento; Eclipse también se denomina un tema de Pink Floyd obviamente del cd alusivo: The Dark Side of the Moon), letras de canciones (“El eclipse no fue parcial y cegó nuestras miradas” de Té para Tres, Soda Stereo), y cientos de ejemplos más en literatura, cine, música y artes plásticas que demuestran el grado de cautivamiento que ejerce en nosotros este prodigio del mundo astronómico.
Los eclipses han estado presentes en numerosos acontecimientos históricos importantes. Uno de ellos, bastante conocido, tiene que ver con el triunfo de Alejandro Magno en una de las batallas contra los persas hacia el año 331 aC: un eclipse lunar desmoralizó al ejército enemigo mientras que fortaleció la convicción del joven conquistador de que Zeus estaba de su lado. La victoria finalmente quedó en sus manos. Otro suceso, más cercano en el tiempo, se remonta al año 1504, cuando Cristóbal Colón se encontraba durante su tercer viaje a América y tenía problemas con su tripulación, que organizaba una rebelión. Calculando que el 29 de Febrero se produciría un eclipse en base a sus conocimientos, amenazó a sus hombres diciéndoles que Dios estaba enojado con su desobediencia y que les mostraría su ira. Cuando el fenómeno se presentó, se asustaron y se sometieron a las órdenes de su capitán (otra versión plantea una situación idéntica pero en vez de ser la tripulación, era un foco rebelde indígena). Por otra parte, se dice que un fraile español quiso hacer algo similar cuando fue capturado por guerreros mayas pero con nefastos resultados: los mayas, una civilización muy avanzada y de precisos conocimientos astronómicos, captaron su intento de engaño y terminaron decapitándolo.

Para los más supersticiosos, el eclipse tendrá seguramente una connotación astral en su ubicación y vida cósmica.

Yendo a la parte más técnica, un eclipse lunar total es un evento astronómico que ocurre cuando hay luna llena y la Tierra se interpone entre el sol y ésta, de manera que queda por completo en la zona de sombra terrestre, y va adquiriendo gradualmente una tonalidad rojo cobrizo. Es interesante destacar que a medida que el paisaje celeste se va oscureciendo, van apareciendo como contrapartida las estrellas más débiles y algunos planetas (lamentablemente al estar en una ciudad con tanta contaminación lumínica es complicado disfrutarlo). La pregunta es, por qué la luna toma ese color rojizo en vez de desaparecer de la escena?? Según los astrónomos, esto sucede por efecto de refracción de la luz solar en nuestra atmósfera. De esta manera la luna es iluminada por la luz del sol reflejada en la atmósfera durante los atardeceres y amaneceres.

Imagen extraída de la web de Ciencia Nasa
El fenómeno que se espera para el miércoles 15 de Junio, será bastante peculiar ya que no es habitual que se dé un eclipse total de luna cuando ésta pasa justo por el centro de la sombra de la tierra. Esto va a producir que sea uno de los más largos y espectaculares de los últimos tiempos, ya que la luna tardará más tiempo en atravesar completamente la sombra que proyecta nuestro planeta.

El último suceso de similares características fue el 16 de Julio de 2000, y el próximo, según cálculos, tendrá lugar el 27 de Julio de 2018.

Así que se lo aguarda con mucha expectativa, y posiblemente sea “uno de los más espectaculares de los últimos tiempos”.

En nuestro país, según datos proporcionados por el Planetario de la Ciudad de Buenos Aires “Galileo Galilei”, la alineación de los astros con nuestro planeta será visible desde la mitad oriental del país, incluyendo Buenos Aires y alrededores. Comenzará a las 15.22 hs. de nuestro país, cuando la Luna ingresará en la umbra, que es la parte central del cono de sombra terrestre. Lamentablemente, esta parte del evento desde nuestra posición geográfica no se podrá disfrutar. Pero la luna comenzará a asomarse en nuestra ciudad por el horizonte Este-Sudeste a las 17.47 hs. Según la información proporcionada, nuestro esférico satélite lucirá un “pálido color anaranjado”, flotando en medio del atardecer de un cielo todavía celeste. A las 18:15 hs a una altura de entre 2 y 7 grados sobre el horizonte, la luna aún estará eclipsada en un 80%, y ya con un cielo más oscuro, en pleno crepúsculo, lo que permitirá verla mucho mejor. El Planetario nos invita de 18 a 19 hs. a poder observar este maravilloso espectáculo. Esperemos que el tiempo (lamentablemente está pronosticado tiempo inestable y parcialmente nublado; no sería la primera vez que la suerte no está de nuestro lado) y la nube de cenizas hagan lo suyo para poder disfrutarlo.

Para la mayoría, de una manera u otra, la luna y la posibilidad de un eclipse comporta una especie de hechizo o magia que nos atrae gravitatoria y casi invariablemente hacia una idílica sensación de enamoramiento sublime.

Dejate seducir por el poder cautivador de la luna, que en realidad nos eclipsa cada noche regalándonos una inigualable belleza que nos sorprende y conmueve. 

Me despido con la cita de una leyenda medieval que trata sobre un caballero que se enamora perdidamente de una mujer que él percibe hermosa y blanca, que cada noche se pasea por el bosque, y que fuera de su alcance, le hacer perder toda cordura.


Aquella cosa blanca, ligera, flotante, había vuelto a brillar ante sus ojos,
pero había brillado a sus pies un instante, no más que un instante.
                                                                                         Era un rayo de luna, un rayo de luna que penetraba a intervalos por
entre la verde bóveda de los árboles cuando el viento movía sus ramas
(Gustavo Adolfo Becquer -  “El rayo de luna”, publicado en 1862)

lunes, 13 de junio de 2011

Ciudad Encenizada

Asfalto y alquitrán,
la supervivencia del más apto
baña tu esqueleto con un hollín residual.

imagen extraída de Flickr
No podés detener tu sombra intempestiva
circundada por interrogantes
que nunca se responderán.

Somos un gris cardumen
navegando por un mar de cemento
que nos conduce hacia ningún lugar.

Resuena el clamor de tu ira
que envenena mis pulmones
con agonizante crueldad.

El cielo huye
y el sol se refugia
en los ecos de la soledad.

El reloj con sus agujas marca una sonrisa socarrona.
“Sálvese quien pueda!”,
gritamos al unísono una vez más.

miércoles, 8 de junio de 2011

Espejismos

El sistema de vida tal cual está planteado hoy por hoy tiene la propiedad de ofrecernos realidades ilusorias que nos recrean la sensación de ser personas completas, llenas y felices cuando verdaderamente nos rodeamos de cosas, momentos, situaciones y hasta personas totalmente frívolas y superficiales. Por supuesto siempre hay excepciones a la regla, pero hablo de tendencias generalizadas (de las cuales muchas veces soy parte y vos también).

Y ahí estamos, preocupados por incrementar nuestros bienes y posesiones materiales (“compre ya! llame ahora!”), hacer negocios nuevos, mejorar nuestra posición en el mercado laboral/ comercial, hacer viajes frecuentes a lo largo del año para tener algo que contarles a los demás o para disminuir niveles de estrés que nos sobrepasan.

Otras personas quizás van un poquito más allá… se empecinan en tener una vida social cargada, en formar una “imagen de vida familiar”, y rodearse de personas para sentirse queridas y menos solas, cuando en realidad probablemente sepan poco y nada unas de otras sobre su verdadero ser interior. Todo se reduce a compartir “momentos”… es decir, coincidir en espacio y tiempo, hablando de temas superfluos y totalmente banales. No hay profundidad… (ni hablemos de los que comenzamos a formar una familia simplemente porque creemos que ya “nos llegó la hora” o que es una etapa más por la que nos toca pasar por “la ley de la vida”, sacrificando sentimientos y la posibilidad de forjar un vínculo realmente sustentado en una base de amor y apego incondicionales y perpetuos… es decir, resignamos otra vez lo verdadero por una apariencia de unidad y felicidad familiar). 

La tecnología de las telecomunicaciones ha contribuido en gran parte a esto, si bien no tengo una postura en contra de la misma porque es muy útil para infinidad de tareas (de hecho el problema no está en la herramienta en sí misma sino en el uso que se le da, el cual revela, en parte, lo que somos por dentro: aspiraciones, intereses, prioridades, escala de valores). Desde mensajes de texto escuetos que poco pueden decir sobre nosotros y que muchas veces son más los malos - entendidos que generan que otra cosa, hasta las redes sociales cuya función principal a mi entender es servir de una especie de galería o muestrario de logros personales y sociales, donde “yo muestro lo feliz que soy con mis seres queridos y amigos”, no con el objetivo de compartir algo, sino para mostrarme a los demás y convencer a otros y a mí mismo de “lo bien que estoy viviendo mi vida” (de hecho muchas veces son personas bastante poco conocidas las que uno va incorporando a su red  o gente a la cual en otras circunstancias, sin tecnología de por medio, no nos esforzaríamos demasiado por intentar contactar nuevamente o conservar ningún tipo de relación). De ahí la competencia por quién tiene más “amigos” agregados, la necesidad de vociferar a los cuatro vientos como si fuera un asunto de Estado, temas superfluos que corresponden a la vida privada o que son totalmente irrelevantes para los demás, y la obsesión absurda de estar sacando fotografías permanentemente para después poderlas subir y que todos vean mis viajes, mis fiestas… porque obviamente… YO soy el centro del mundo (o MI familia, conocidos, etc. , a quienes también exhibo como si fueran bienes o propiedades personales). Otra prestación bastante frecuente brindada por estas redes es la facilidad para poder ingresar en relaciones interpersonales (principalmente amorosas) que la mayor parte de las veces suelen ser transitorias y oscuras, lo cual no es de sorprender ya que generalmente los participantes de esa relación llegan a conocerse muy someramente. Esto explica por qué, según estudios y encuestas, la mayoría de la gente que participa asiduamente de estas redes (casi dos terceras partes) suele tener más de 25 años (de hecho en el 2009 el mayor porcentaje de crecimiento tuvo lugar entre mayores de 55).

Sirva también de botón de muestra una publicidad reciente de un conocido teléfono celular con nombre de fruta negra, en la cual se presenta al aparato como un instrumento sine qua non para poder sostener relaciones (explíquenme por favor qué tipo de relación importante se puede mantener por medio de un celular) y tener “historias histéricas” de coqueteo libre con los demás.

Lo más lamentable de todo es cuando se utilizan estos medios de comunicación social para aparentar que estamos teniendo en cuenta a quienes nos rodean y que nos interesa su bienestar, cuando en realidad sin el recordatorio automático que estos medios proporcionan ni siquiera somos capaces de retener su fecha de nacimiento. Y es así que se saluda a las personas y se les deja mensajes que parecen estar llenos de afecto y cariño... Nuevamente espejismos o ilusiones ópticas de sentimientos que deberían ser más profundos.

Así nos nutrimos de “apariencias”… de lo que les podemos mostrar a otros que tenemos. Nos “lucimos” con nuestras vanidades en una búsqueda desesperada por obtener reconocimiento social para alimentar nuestra individualidad… Sólo es una forma de “llenar baches o agujeros” en el vacío de nuestro interior. Y es curioso, porque habitualmente el individuo se ase de mecanismos a priori "sociales" o colectivos, como los  antes mencionados, para reafirmar su ego y lograr una especie de auto - satisfacción (hasta ciero grado obviamente) personal.

En realidad nadie lo hace con intereses o motivaciones malas en sí mismas o egoístas… solamente somos inconcientemente víctimas de un sistema que nos hace creer que la felicidad y el disfrute está en lo temporal, perecedero, carnal y superficial. Placer instantáneo… que así como llega se va y no deja nada perpetuo a su paso. Nos obsesionamos cada vez más con "divertirnos" pero sonreímos cada vez menos durante el día. Hacemos todo mecánicamente, como marionetas movidas por un titiritero (una mano negra quizás?). Nuestra vida trivial parece tener escaso sentido…

Lo espiritual no tiene lugar… sólo la ligereza de lo insubstancial.Y sí, hay que reconocer que la tentación de dejarse seducir por estos alicientes suele ser muy intensa. Prácticamente nadie está exento.

El mundo de lo significativo se está derrumbando… Importa el hoy… el mañana parece no preocuparle a nadie. Después de todo nos morimos no? No importa si dejamos un halo de destrucción en nuestro planeta o en las generaciones que vienen (hablo irónicamente).

La frivolidad sólo puede dejarnos futilidad en la posteridad (aunque suene como un versito)…

Muchas veces, es cierto, tan sólo son escapismos de una realidad que nos supera y desgasta por dentro y por fuera; tentativas desesperadas para canalizar frustraciones. Otras veces tan sólo buscamos formas de trascender nuestro ser y proyectarnos. Pero por sobre todo, es un permanente intento por luchar por nuestra supervivencia. Y en aras de ella, estamos dispuestos a todo… incluso a renunciar a la posibilidad de dejarle a los demás un legado más contundente y perdurable. De ahí que muy pocos se preocupen en usar tiempo, recursos y energías para hacer algo productivo por otros (ni hablemos de construir una sociedad mejor). La figura del individuo se pondera a expensas de la dilución de la figura de humanidad, devorándosela de a poco. Importa más que sobreviva un espécimen que la supervivencia de la especie, en términos evolucionistas??? Porque al parecer eso es lo que nos importa… vivir MI vida como me hacen creer que es mejor. Quizás el primer paso para revertir esto sería auto-evaluar nuestro estilo de vida, forjar vínculos sólidos, duraderos y profundos esforzándonos por ser un poquito más altruistas (aunque tengamos que relegarnos momentáneamente), tratar de comunicarnos más y mejor volcando lo que verdaderamente somos por dentro hacia otros, pensar en las necesidades reales (materiales, emocionales, espirituales) que puedan estar teniendo los demás y ver qué podemos hacer nosotros por ellas, y hacer una introspección para llenar nuestra esencia (no nuestro ego) de cosas profundas y constructivas. Pero ese es otro tema que también da para hablar…