martes, 28 de junio de 2011

La Pregunta

Cómo dirigirme a tus negros ojos inquisidores
Que se engarzan con los míos como filosas dagas
Buscando una verdad inescrutable
Y una respuesta más allá de cualquier comprensión humana

Quedó el interrogante flotando en el espacio
Resonando como un eco de sigiloso aspecto.
Furtivas son las caricias que se dosifican
Cuando escasean los firmes argumentos

Qué somos sino dos pobres vagabundos
Que despojados de toda preciada posesión
Nos aferramos a algún destino errante,
A alguna esperanza que resplandezca en el corazón

Vacilamos ante el temor, trastabillamos por la vergüenza
Mendigamos frente a frente por un poco de compasión.
Sin entender de razones ni de discursos
Escudriñamos en el presente para descifrar una conclusión 

Parece no existir una realidad verazmente probada
Ni encontramos premisas de sólida predicción.
Quizás tengamos el poder de despintar nuestro pasado
Para dibujar un futuro con lápices de cualquier color

Quizás sólo seamos dos simples improvisados
Aventurándonos a una nueva tierra.
Llenos de ilusión y desprejuiciados
Preferimos que la vida nos sorprenda

Quizás naveguemos alguna vez por aguas turbulentas
Pero tenemos que intentar sin temer naufragar.
No me pidas respuestas certeras,
No juguemos a adivinar… sólo el tiempo lo dirá

1 comentario:

Mala Prensa dijo...

Es impresionante la capacidad humana de crear algo bello de situaciones que por definición se alejan completamente de la belleza. Escarbar en nuestro barro interior para exorcizar demonios, y que emerjan de esta manera no es una cualidad de muchos.