Muchas veces al escribir me encuentro con la no grata sorpresa de caer en cuenta que el escollo de no ser objetiva es bastante difícil de eludir. Por más esfuerzo intelectual que uno haga… Y alcanza a todo tipo de disciplina: Sociología, Psicología, Periodismo, Literatura. Incluso la misma Ciencia; por más empirismo en el que se base, y sea que se usen métodos inductivos o deductivos… Estamos plagados de subjetividad; después de todo es la esencia que nos hace seres humanos y nadie puede negarlo. Es muy difícil ir contra nuestra propia naturaleza.
El tema empieza a ser preocupante cuando sale a la luz con irrefutable obviedad en aquellos “responsables” (porque en parte todos contribuimos, participamos y somos algo responsables) de dar educación, en los grandes comunicadores que se dirigen a las masas, en investigadores encargados de “imponer y conducir” los paradigmas reinantes en cada época histórica. Es decir, hay casos lamentables donde la falta de objetividad es excesivamente notable, a veces es voluntaria e intencional, y muchas otras trae consecuencias nefastas, logrando niveles de manipulación de la mente de las personas inusitados, o logrando ciertos fines perseguidos para ese tipo de análisis.
Ahora bien, no podemos sólo reconocer y concordar con este hecho, porque justamente está en nosotros identificar estos casos para contextualizarlos y tomarlos/ incorporarlos a nuestro acervo mental de la manera adecuada y poder entonces determinar el grado y tipo de influencia que permitiremos que tengan en nuestra manera de pensar, actuar y/o sentir. Digamos que es subjetivo tanto el que comunica o analiza o investiga como el que recibe/ interpreta/ elabora dicha información o resultados. Lograr deslindarse o despojarse de esto necesita un esfuerzo adicional ya que, a mi entender, es un proceso inconciente, que se nos hace muy difícil manejar.
Intentaré abordar esta compleja cuestión desde mi humilde lugar, ya que es un tema que siempre despertó mi interés.
Comenzaré por enumerar algunos factores que constituyen verdaderos estorbos para alcanzar la objetividad para el analista/comunicador/investigador:
* Contexto – Entorno: En primer lugar es de vital importancia tener en cuenta cómo el lugar y momento donde está parado dicho sujeto intervienen directamente en su trabajo. Ya sea el momento histórico en sí, el escenario político que lo rodea y muchas veces condiciona, presiona en contra o fomenta ciertos tipos de trabajos… (hay cientos de ejemplos a este respecto, sin ir mas lejos tenemos uno que nos toca de cerca en nuestro país con el grado de influencia que tiene el actual gobierno en los medios), el conglomerado social en el que se encuentra (lo cual incluye las necesidades sociales del momento), la situación económica (ya que muchas veces los investigadores y analistas requieren de apoyo financiero para realizar sus trabajos, y cuando carecen de ellos por completo o parcialmente, esto ya repercute directamente en la calidad de la investigación y los resultados obtenidos), el entorno cultural (prejuicios, valores y creencias), el grado de desarrollo científico y tecnológico circundantes, que puede agilizar y optimizar recursos, información, herramientas, procesos necesarios para llegar a los resultados deseados o por el contrario, limitarlos y parcializarlos. Con respecto a este último punto y al primero (el momento histórico en sí), también es imperativo recordar que para diferentes épocas y contextos científicos y tecnológicos, existen paradigmas, teorías, premisas que son las que predominan de momento, orientando, guiando y dando lugar a diversos tipos de análisis e investigaciones en torno a ellas. Esta cuestión será abordada en un punto posterior.
La formación, nivel educativo, estrato social, crianza, orientación ideológica, política y religiosa (ya sea que esta última exista o justamente que se carezca de ella… porque la negación de una creencia, también constituye una creencia en sí misma), son factores decisivos en el sujeto que lleva a cabo sus funciones de investigación y comunicación.
* Condicionantes lingüísticos: sintaxis y semántica. Tanto la forma de expresarse (la selección de palabras, la construcción de frases, etc.) como el contenido (los conceptos empleados y la carga simbólica de las palabras que seleccionamos), tienen una injerencia directa en el grado de objetividad de lo que estamos transmitiendo o comunicando. Después de todo, estos componentes lingüísticos devienen de convenciones sociales, completamente humanas y portadoras de altos niveles de subjetividad, que se someten a un cierto grado de autonomía y libertad en su interpretación.
* Selección de temas y cuestiones que se abordan, investigan o comunican. Desde el momento que el sujeto en cuestión elige éstos como objeto de su análisis o investigación y deja de lado muchísimos otros, ya está interviniendo un grado de subjetividad. Puede que los elija por presiones externas, como dijimos más arriba, o puede que la selección se deba a intereses personales, ya sea por el entorno en el que se desenvuelve como por motivos puramente individuales. De hecho, como mencioné anteriormente, yo misma estoy haciendo esto en este momento al abordar esta cuestión, que a mí personalmente me interesa, dejando de lado muchas otras de las cuales podría estar hablando.
* Dijimos anteriormente, que para cada etapa histórica, existen premisas, hipótesis y teorías imperantes para la época, que generalmente reciben el nombre de paradigmas (ej. el paradigma sobre el origen de la vida que reinaba hasta el S. XVIII, XIX era el de la creación divina, y a partir de entonces, gracias en buena medida a los trabajos de Darwin, se adopta el de la evolución, el cual es el paradigma dominante al respecto desde el S. XX… vaya a saber uno de acá a unas décadas o siglos cuál será el nuevo). Estas teorías y premisas llegan a ser paradigmas justamente porque alcanzan niveles extremos de aceptación y un elevado grado de convención, razón por la cual, dan pie a un sinnúmero de hipótesis, investigaciones, análisis que giran en torno y que emanan de ellos mismos, o que dan por sentado estos paradigmas como una realidad comprobada. Es decir, todas las ideas se examinan y se elaboran a la luz y bajo la lupa de los paradigmas de turno. Por lo cual, llegan a ser un importante foco de subjetividad y condicionamiento.
Consideremos ahora el tema desde el punto de vista del receptor, quien interpreta, elabora e incorpora la información recibida. En este proceso también interviene un alto grado de subjetividad; enumeraremos a continuación algunos factores:
* Contexto: De manera similar a lo que pasa por el lado del analista o comunicador, el sujeto receptor de la información resultante, realizará su interpretación según su posición en tiempo y espacio, su lugar en la sociedad, sus condiciones educativas, valores, creencias, cultura, ideologías que le han sido inculcadas; con lo cual las posibilidades de llegar a una elaboración objetiva se reducen en un gran porcentaje.
* Finalmente, me dedicaré a desarrollar este apartado de manera un poco más extensa; y tiene que ver con el papel del entorno y la ideología pero desde un punto de vista más profundo, si bien algo similar a lo ya mencionado. Este aspecto se puede aplicar también a la parte transmisora de la información, pero decidí desarrollarlo en esta instancia como broche de oro y para arrojar más luz sobre el tema. Para explayarme al respecto, me veo ante la necesidad acuciante de hacer alusión al trabajo realizado por un conocido filósofo francés más o menos contemporáneo llamado Louis Althusser, quien tomando ideas marxistas y habiendo vivido en carne propia la experiencia de la II Guerra Mundial, desarrolla el concepto de ideología y su hegemonía sobre individuo y sociedad (Ideología y Aparatos Ideológicos, 1970). Althusser nos dirá que esta hegemonía es irrevocable y forzosa para reproducir la sociedad, más bien que una conciencia falsa o una forma de engañar, y que existe por encima y previamente al individuo, por lo cual éste indefectiblemente y más allá de su voluntad, se somete y relaciona con ella en su mente, trasuntándola a su vez en las relaciones sociales que va construyendo. Luego, Althusser hace referencia a lo que él llama Aparatos Ideológicos del Estado (AIE), los cuales vienen a ser instrumentos “represivos” y legitimados de la sociedad que ejercen poder sobre el individuo, y que condicionan las relaciones imaginarias que éste sostiene con las condiciones bajo las cuales existe. Entre estos AIE menciona la religión, la escuela, como sistema educativo (hace una descripción de la función de la maestra como educadora y portadora de una ideología que se impone, ya sea conciente o inconcientemente, voluntaria o involuntariamente, que a mí me pareció realmente muy interesante), la política, la cultura, los medios. Estas estructuras coercitivas, generadoras y modeladoras de la ideología, son fuerzas que, mal que nos pese, tienen una influencia decisiva en nuestra manera de pensar, interpretar, estudiar el objeto de nuestro análisis. Por lo cual es irrazonable esperar 100% de objetividad tanto de un lado como de otro. Foucault, siguiendo con las ideas de Althusser y como discípulo de él, también habla sobre las microesferas de poder en la sociedad, instituciones y relaciones, que operan sobre el individuo generalmente de manera imperceptible y que atraviesan a la sociedad en su conjunto, tocando a la totalidad de los individuos (Microfísica del Poder,1980). También destaca la importancia de la doble relación poder-saber: El saber es producido por las relaciones de poder, y el poder es producido por las disciplinas del saber. Como para concluir entonces, podemos decir que la relación IDEOLOGÍA-INDIVIDUO-SOCIEDAD otorga componentes insoslayables, de fuerte presencia y amplia injerencia en las percepciones que el sujeto recibe sobre la realidad en la que existe y la manera en que las interpreta. Por lo cual cualquier tipo de análisis o estudio que el ser humano realice o reciba va a estar cargado siempre de una gran cuota de subjetividad.
El propósito al considerar esto, de todos, modos no es desalentarlos ni desmoralizarlos. No queremos decir que entonces carece de sentido esforzarse por lograr el mayor nivel posible de objetividad en el análisis ni mucho menos. Sino más bien, que reconociendo y teniendo en cuenta todos estos aspectos mencionados, se deben tomar las medidas y precauciones correspondientes al caso. Reconocer estas limitaciones es el primer paso para encarar nuestra tarea de la mejor manera posible… contextualizando y objetivando lo que estamos analizando, evaluando “entre líneas” lo que recibimos; y entonces sí poder alienarnos o enajenarnos al mayor grado posible de la cuota de subjetividad de la cual todos, en tanto que SERES humanos, estamos cargados.
No es mi intención a través de este breve y limitado examen, agotar el tema, ya que comenté al principio de estas líneas, es muy complejo y da para largo y tendido. Tan sólo me limité a enumerar algunos de los muchos factores intervinientes en esta cuestión. Después de todo lo que yo te puedo decir también esta cargado de subjetividad, al igual que la lectura que vos estés haciendo en este momento.
1 comentario:
La verdad que es muy interesante el analisis realizado. No hay demasiado que agregar.
Considero que es hora de que se abandone el discurso de pretendida objetividad e imparcialidad que muchas veces nos quieren imponer los supuestos agentes independientes,y se haga un reconocimiento formal de que la subjetividad es lo que impera.
Despues de todo, somos seres humanos, inmersos en un contexto social determinado y ninguno se encuentra exento de la influencia del mismo.
Lo importante es que, a la hora de leer, informarse, mirar la tv, etc., sepamos quien dice las cosas, cuales son sus intereses y opiniones, para que podamos sacar nuestras propias conclusiones. Las cuales tambien estaran impregnadas de subjetividad.
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