jueves, 4 de junio de 2015

L U N A ...

En tu trémula voz, la fragilidad de la derrota, sangrando por el hueco de mi alma… Sonaba el eco en el vacío del abismo que nos separaba… conversábamos sobre cuestiones imposibles de descifrar, como adivinando un rumbo, cuando lo único cierto era la agonía de la duda.

Sabíamos encontrarnos en los silencios; ahí donde todo es parálisis y sombras. Te expliqué sobre la luna, tan escurridiza y hermosa como tu alma.

Nos acostumbrábamos a ser seres errantes vagando por un desierto abrasador que nos asfixiaba… AIRE!...

Estábamos rotos, desgastados, y despojados de nuestra esencia; habíamos perdido nuestra batalla sin encontrar retorno, inmóviles en nuestros puntos equidistantes que iban y venían como jugando a las escondidas.

Aprendía a amar tu cercana lejanía…

Y habíamos perdido la razón, sólo hablábamos con nosotros mismos… sin palabras nos reflejábamos en el otro y nos espantábamos con la imagen más desgraciada… la de la locura absoluta, la del miedo amenazante y la de la más vulnerable culpa.

Relatos sobre lunas sin ninguna lógica… mientras la cordura nos traicionaba y se convertía en nuestro peor enemigo.

Se oía nuestra delirante sinfonía inconclusa parpadeando sin sentido en algún rincón de ningún lado.

Sabés? No puede haber algo más puro que dos personas limpiando sus mutuas heridas, aún cuando la sanación se jacte de inalcanzable… aún cuando reinen el caos y la confusión en el lugar más remoto.

Y aunque se nos fue la vida peleando en las trincheras, amor, de pie y con la frente en alto; porque más vale morir con honor que vivir en la más atormentadora vergüenza.

Sólo nos queda rogar por piedad y por el abrazo de la más dulce misericordia para que la redención sea verdadera y escribamos una página en blanco.

Prometo nunca cansarme de contarte sobre la luna…


1 comentario:

Anónimo dijo...

:) ()