Es insólito verte por la calle,
cruzarte haciendo mandados, leyendo el diario en un colectivo, charlando con
vecinos… Cómo explicar que siento que sé todo sobre vos sin haberte casi
tratado… que pueda imaginarte en detalle… tu rutina, tus gestos…
Aunque escasas y fácilmente
numerables las veces que te vi, resulta irrelatable la sensación de cerrar los
ojos y poder replicar exactamente iguales los rasgos de tu rostro, recorrerte
casi de memoria… como si estuvieras en todo… como si tu voz lo llenara todo…
Quizás sea todo… incontables
conversaciones; todo lo que me quedó por decirte, por enseñarte, por
discutirte, por aprender de vos (más no por aprehender de vos)… como si
estuviéramos unidos por sangre.
Quizás ese todo es lo que te
trate una y otra vez de plasmar en palabras, frases, textos, como vos
pregonaste… como si el papel te tocara y te trajera de regreso.
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