La palabra “prototipo” curiosamente se utiliza bastante en dos disciplinas particulares, lo cual me permitirá expresar en breves palabras el propósito de estas líneas; y estas disciplinas son: PUBLICIDAD y PROGRAMACION.
Básicamente un prototipo es un modelo que sirve como base para producir, desarrollar, demostrar y/o perfeccionar un objeto, un proceso, o sus virtudes / defectos.
Cuáles son estos modelos que nuestra sociedad pone sobre un pedestal e intenta a toda cosa, a diestra y siniestra, implantar en nuestra conciencia colectiva e individual como meta a alcanzar, como ideal de perfección, aceptación y felicidad??? Bueno realmente son muchísimos, se podrían escribir páginas y páginas describiendo cada uno de ellos. Básicamente mi intención es hablar de uno de ellos, que trae consecuencias nefastas a la salud, llevando incluso a muchas personas a la misma muerte. Tiene que ver con el prototipo de la belleza, la “estética” y el aspecto físico. Una problemática que realmente nos afecta a todos, y cada vez abarca a más personas. Muchos creen estar exentos, pero en realidad el ideal de “belleza” se arraigó profundamente tanto en mujeres como en varones de un amplio espectro de edad y estrato social. Cada vez más, se ve a criaturas de apenas algunos años preocupadas por su figura y por agradar estéticamente a otros.
Qué pasa con nosotros??...
La publicidad, los medios de comunicación, divulgan imágenes visuales de lo que se consideraría bello, e inundan la mente con constructos donde predominan las fachadas y máscaras para tapar frustraciones personales o colectivas. Es ahí, en lo que nos entra por los ojos, donde sumergimos nuestro máximo nivel de conflictividad. “Nadie puede ser feliz sin llegar a la medida de ese modelo, sin conseguir ese aspecto o figura”… es el mensaje que nos quieren transmitir. Nos meten en la cabeza ideales de la feminidad y masculinidad, aunque tengan que entrar en nuestra mente (y en realidad en nuestro cuerpo) con calzador… yendo más allá y en contra de lo que naturalmente somos. Cualquier manipulación corporal es aceptada, con tal que nos acepten. Olvidamos que lo que hoy la sociedad considera bello, mañana no lo será. Y que lo que para nuestra cultura es bello para otra no lo es. En algunos momentos históricos (sobre todo, cuando el alimento escaseaba), las masas corporales abundantes y adiposas se consideraban bellas y deseadas. En los ideales occidentales, podemos enumerar a la Venus de Milo de la época helenística, un Apolo de porte atlético y fornido, o la armonía matemática del Vitruvio de Leonardo. Mientras que en África se consideran atractivas las mujeres con cuello de jirafa, las mutilaciones nasales, labiales o auriculares tanto en hombres como en mujeres, y en China los pequeños pies vendados de sus mujeres… Pero no nos horroricemos! Nosotros también estamos dispuestos a soportar torturas inhumanas con tal de llegar a la medida de lo que se nos impone como bello para lograr la felicidad (felicidad ficticia y totalmente fútil por cierto)*. Y ahí arrastramos a nuestras chicas a entrar en ropa de talles minúsculos y sentamos a nuestros chicos frente al televisor donde pululan hombres y mujeres (semi desnudos o no) exhibiendo sus últimas cirugías plásticas (que van desde aplicarse innecesariamente una toxina como el bótox®, inyecciones de materiales de rellenos como ácido hialurónico hasta la liposucción so pena de muerte muchas veces, pasando por rejuvenecimientos de diferentes partes del cuerpo… todo lo cual desemboca muchas veces en una adicción a las cirugías provocada por un trastorno dismórfico corporal). Les ofrecemos a nuestras hijas muñecas de proporciones corporales ridículamente imposibles para que proyecten sus aspiraciones; enaltecemos la imagen del joven atlético de abultada y sólida masa muscular (producto de interminables jornadas en los gimnasios donde los anabólicos y la creatina son moneda corriente) como símbolo obligatorio (muchas veces hipócrita) de virilidad. Personajes altamente mediáticos (y de mentalidad hueca) son cúlmines exponentes de estos modelos de estética fatua y vanidosa.
Todo esto sin mencionar los cuentos, mitos y leyendas con las que acunamos a nuestros hijos, donde el atractivo físico es sinónimo de lo bueno, que siempre sale triunfante, y la fealdad o “deformidad física” (sobre todo en la figura femenina, encarnada por supuestas brujas) es sinónimo de una maldad que deviene en aislamiento, derrota y humillación.
Por último, no dejemos de lado al mundo de la moda, con desfiles interminables de figuras esqueléticas caminando por la pasarella, que nos retrotraen a “las marchas de la muerte” organizadas por los oficiales nazis entre sus prisioneros durante la II Guerra. Modelos que muchas veces literalmente encuentran su muerte víctimas de patologías tan severas y crueles como la bulimia y la anorexia; enemigas despiadadas de nuestros jóvenes que intentan tragárselos vivos durante los mejores años de su vida. Estos desórdenes alimentarios (que consisten en medidas excesivamente rigurosas sobre la cantidad y tipos de alimentos a ingerir (conozco casos de gente que contabiliza hasta los granos de arroz), huelgas de hambre literalmente, uso y abuso de diuréticos y laxantes, vómitos inducidos varias veces al día), son muy difíciles de superar porque implican tratamiento físico y psicológico, dañan la mente y el cuerpo, son adicciones que exigen extensas rehabilitaciones, una transformación profunda en la forma de pensar y verse a sí mismo, un cambio radical en los hábitos acompañado de una fuerte perseverancia y auto-disciplina.
Qué es la belleza??? Es una virtud relativa como tantas otras. No existe un modelo fiel de ella para representarla. No se asemeja a nada y está en cada una de esas imperfecciones que nos dejan perplejos. Por más que nos quieran implantar prototipos sobre ella, está en cada uno reconocerla o proyectarla en tal o cual objeto o persona. Cada ser es único, y por ende cada definición, descripción y reconocimiento de la belleza. Solamente podemos decir que la belleza trasciende cualquier encarnación física y material. Es bello lo que emerge de nosotros, de nuestro interior, no lo que parecemos a la vista o aparentamos. No nos enmarquemos o enmascaremos en prototipos que quieran inculcarnos subrepticia y forzosamente. No te dejes programar por ideales ficticios ni finjas ser lo que no sos. La felicidad no consiste en imágenes o apariencias. Vos sabés cómo encontrarla??
* Entiéndase que no se critica acá el cuidado de la salud, a través de la buena alimentación, ejercicios físicos (que son muy provechosos), y tratamiento médico. Tampoco el interés inherente a toda persona de verse bien, e incluso atractiva. Más bien hablamos de una preocupación obsesiva y desmedida por lo estético, la apariencia y la figura corporal.
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